Entre cielo y mar

Entre cielo y mar

martes, 7 de noviembre de 2017

GR92: 25º etapa: de La Pobla de Montornès a Tarragona.

GR 92: La Pobla de Montornès-Cantera romana de El Mèdol-Punta de la Mora (variante)-Tarragona. 
(26 de Abril de 2015)

Datos técnicos: 27,7 km, 557 m de desnivel positivo y 7,5 h de marcha con paradas.  Aconsejable llevar agua, aunque podemos encontrar agua y comida en la Punta de la Mora.  


Etapa que acaba en la mítica Tarraco romana, tras pasar por dos lugares especialmente interesantes: la cantera romana de El Mèdol y la Punta de la Mora. El resto de la etapa transcurre por las sierras interiores de Tarragona, entre bosques y cultivos, sin paisajes dilatados como en otras etapas. Como que volvemos a ser un grupo bastante numeroso nos permitimos el lujo de ir en un autocar que nos esperará hasta la vuelta. 


El día amenazaba lluvia, pero afortunadamente nos pilló ya en Tarragona, donde nos pudimos refugiar en un bar y reponernos con la ya clásica fermentación basada en el lúpulo y la cebada. No se  si los romanos ya se deleitaban con estos placeres en el circo romano, distante escasos metros. 

Tras salir de la Pobla de Montornès nos dirigimos por una pista hacia el Monasterio de  Montornès, construido sobre una colina y que dejamos a nuestra derecha. El camino sigue con buenos caminos y pistas entre bosques de pinos y cultivos de olivos y viñas. 



Bajando del cómodo bus. 

Decrépitas imágenes con texturas. 

Si es que no lo puedo resistir...

Preparados para salir de la localidad. 


 Saliendo de la Pobla de Montornès. 

Rumbo al Monasterio de Montornès. 


Antigua vía férrea. 

Como que ya llevamos una hora caminando y salimos otra hora antes paramos para desayunar junto a una casa, con una temperatura excelente y un cielo nuboso, pero sin amenaza inminente de lluvia. El camino prosigue por un paisaje similar, pasando por un par de canteras y una urbanización, hasta llegar a la antigua cantera romana de El Mèdol. 


Reponiendo fuerzas. 

Hincando el diente, cómodamente instalados, por cierto...


No sabía que Ferran tenía tales posesiones...


Curioso efecto de una balsa en una cantera. 


Saliendo de una cantera, paralelos a la autopista. 


Jara gris (Cistus incanus), uno de los exponentes más típicos
del bosque y matorral mediterráneos. 


Bifurcación para visitar El Mèdol. 

La  cantera romana de El Mèdol es una cantera de roca caliza, la más grande de las 6 canteras romanas que se utilizaron para construir la antigua Tarraco , capital de la Hispania Citerior durante la República de Roma. Tiene más de 200 metros de largo y unos 50 metros de ancho, conservando una columna testigo que nos da idea de la magnitud de la excavación.  Al parecer se solían dejar con frecuencia en las canteras romanas. Se extrajeron  unos 50.000 metros cúbicos de caliza, que se transportó hasta Tarraco por la Via Augusta. De hecho fué aprovechada también para construir la catedral de Tarragona. 

Paredes de la cantera.

Columna testigo. 

Aún se aprecian las formas de los bloques de piedra caliza. 

Gordolobo negro (Verbascum nigrum)

Tras visitar la cantera decidimos hacer una variante para disfrutar de un paraje virgen, sin urbanizar, a escasos 6 Km de Tarragona: la Punta de la Mora, rodeada del bosque del mismo nombre y con unas calas de excepcional belleza. Para ello pasamos por debajo de la vía férrea y atravesamos la playa de la Punta de la Mora en Tamarit, aún urbanizada, aunque bonita. De hecho creo que ahora ya es oficial que el GR92 pase por aquí hasta Tarragona. 


Amapola (Papaver rhoeas)


Pasando por debajo de la vía férrea. 


Hacia la costa por un agradable camino. 

Playa de la Punta de la Mora.

Llegando a un parte más rocosa. 


Bordeando la costa hacia la Punta de la Mora


Jara blanca (Cistus albidus).


El mar y debajo una alfombra de flores. 

Reagrupamiento sobre un saliente rocoso. 

Acantilados de arenisca en la Punta de La Mora. 


Curioso monstruo antediluviano...

Contemplando los acantilados. 


Y escalando la curiosa cabeza del "monstruo"...


Por desgracia no podemos seguir por aquí. 
Debemos retroceder y pasar por el camping y la Torre. 

En fin...cosas de las que me gustan...


Torre de la Punta de la Mora. 

No por ser flores exóticas la imagen es menos bonita. 

A partir de aquí empieza la parte no urbanizada de la Punta de la Mora, que llega hasta la Platja Llarga de Tarragona. La explicación de esta ausencia de chiringuitos, apartamentos, hoteles y demás es como mínimo curiosa y se debe al empecinamento de la nobleza. Sí, lo habeís leído bien, la nobleza. La zona era propiedad de Caridad Barraqué, Marquesa de Bárcena (No Bárcenas eh...), que se negó sistemáticamente a permitir construcciones. Cuentan que llegaron a ofrecerle un cheche en blanco a cambio diciéndole: ¿Se imagina lo que podrá comprar? Su respuesta fué: "Sólamente me compraría una finca como ésta, y ya la tengo, así que es que nada". 
Hoy sus herederos siguen con la misma opinión y además la costa y el bosque son desde 1998 un espacio natural protegido gracias a DEPANA.  Lo más bonito son las dos calas con acantilados de arenisca, frecuentadas por nudistas. Es además hábitat de una planta endémica (Limoniun gibertii) que sólo se encuentra en Tarragona y las Baleares. 

Cala de Roca Plana. 


Cala de Roca Plana y al fondo la Punta de la Mora. 


Cala Fonda, tambien llamada Waikiki. 

Cala Fonda desde otra perspectiva. 


Platja Llarga, que se prolonga casi hasta Tarragona.  

Curiosa planta, redonda y de un amarillo rabioso. .

En este punto decidimos continuar por la playa y atajar por urbanizaciones para retomar el GR92. Gran error, ya que el camino es más largo y da muchas vueltas. Lo mejor es retroceder de nuevo hasta El Mèdol y tomar el camino del GR92. Tras atravesar la autopista comemos en un cortafuego, con un cielo amenazante.  De hecho, creo que el nuevo trazado del GR92, como es lógico, sigue ya por la Punta de la Mora y la Platja Llarga hasta Tarragona, evitando autopistas. 


Caminando descalzos por la Platja Llarga. 


Al fondo La Mora. En este punto giramos a la derecha para alcanzar el GR92. 
He obviado el largo tramo por las urbanizaciones, dando muchas vueltas. 


Comiendo junto a un pilar que recuerda a la columna testigo de El Mèdol. 

Tras la comida empezamos un descenso hacia Tarragona, atravesando la autovía y llegando a las afueras de Tarragona, junto al cementerio, para alcanzar el casco antiguo, donde nos sorprendió la lluvia. Afortunadamente nos refugiamos en un bar hasta que llegó el autobús. Vale la pena perderse por el casco antiguo, restaurado y lleno de restaurantes y rincones que vale la pena visitar. 

Pasando bajo la autovía bajo un enorme rótulo del GR7.2. 


En las afueras de Tarragona. 


Llegando a Tarragona. 


Curiosa poesía urbana.


Bajo la lluvia, casi siempre hay algo interesante. 


Curiosa persiana...Hay arte en casi todos los rincones. 


Santimus Maximus contemplando la Tarraco Imperial.


Enlace 26º Etapa: de Tarragona a Cambrils. Pinchar aquí. 


Enlace 24º Etapa: de l'Arboç a La Pobla de Montornés. Pinchar aquí. 








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